Alrededor de la semana 24 de embarazo, el feto empieza a percibir los primeros estímulos del mundo exterior. Casi todos sus pequeños órganos sensoriales (oído, olfato, papilas gustativas y nervios del tacto) están ya maduros. Esta etapa es clave porque tu bebé empieza a interpretar el mundo, a interactuar, explorar, aprender. Para empezar, se va familiarizando con olores y sabores del exterior y de la propia madre (como los de la leche) a través del líquido amniótico. Si le gustan, esto lo animará a comer cuando nazca.
El único sentido que tu pequeño todavía no experimenta durante estas semanas es el de la vista. Puede percibir algún brillo de una luz fuerte como la del sol, pero el útero tiene las paredes muy gruesas y es muy oscuro. Aún así, los bebés abren y cierran los ojos en esta etapa. Este movimiento es el precursor del reflejo del parpadeo.
Ya superará el medio kilo y crecerá hasta los 22 centímetros
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